Tarzán, “Yo soy uno de ellos”.
La lluvia arreciaba, hacia tres días que llovía sin parar, me encontraba sentado en una gigantesca horqueta arriba de mi casa-árbol.
Jane tenia mala cara, estaba arrecha porque no le traje una nueva piel de León.
Meditaba sobre el viaje que iba a realizar dentro de una semana a la casa de mis abuelos ingleses.
Me preguntaba una y otra ves ¿Por qué yo siendo blanco era el rey de un territorio poblados solamente por negros y animales?
Los únicos blancos eran cazadores, mejor dicho, depredadores, mataban todo a su paso, las pieles y el marfil eran su trofeo.
Por fin arribé a la propiedad de mi abuelo, después de un viaje en canoa, caballo, vehiculo y avión.
Por lo menos había cincuenta personas en la entrada de la mansión, mucamas, mayordomos, perros, familiares y un anciano en una silla de ruedas.
Después de los abrazos de rigor, sin entender porque todo el mundo lloraba, entramos a la mansión.
Las paredes estaban llenas de animales disecados, búfalos, leones, Jaguares, panteras, impalas, cebras, colmillos de elefantes, cocodrilos, todo tipo de aves.
Mis lágrimas brotaron, un grito salio de mi garganta, ahahahahahahahaha, mi abuelo se dirigió a la corte que lo rodeaba “Mi nieto esta feliz por mi colección”.
En el cuarto que me asignaron después de despojarme de las ropas que me pusieron me senté en el piso totalmente desnudo sobre una piel de cebra.
Las lagrimas regresaron, las probé metiéndome el dedo mojado en la boca “Nunca antes había llorado”
Me volví hacer la misma pregunta ¿Por qué los blancos acaban con los animales? La respuesta era obvia “Usarlas de trofeo en sus casas”.
Después de varios días en la casa encontré la respuesta a la segunda pregunta “Para ser asesino de animales, hay que ser poderoso, rico y blanco”
Me di cuenta que yo soy uno de ellos.
Alfredocorrea56@yahoo.com
La lluvia arreciaba, hacia tres días que llovía sin parar, me encontraba sentado en una gigantesca horqueta arriba de mi casa-árbol.
Jane tenia mala cara, estaba arrecha porque no le traje una nueva piel de León.
Meditaba sobre el viaje que iba a realizar dentro de una semana a la casa de mis abuelos ingleses.
Me preguntaba una y otra ves ¿Por qué yo siendo blanco era el rey de un territorio poblados solamente por negros y animales?
Los únicos blancos eran cazadores, mejor dicho, depredadores, mataban todo a su paso, las pieles y el marfil eran su trofeo.
Por fin arribé a la propiedad de mi abuelo, después de un viaje en canoa, caballo, vehiculo y avión.
Por lo menos había cincuenta personas en la entrada de la mansión, mucamas, mayordomos, perros, familiares y un anciano en una silla de ruedas.
Después de los abrazos de rigor, sin entender porque todo el mundo lloraba, entramos a la mansión.
Las paredes estaban llenas de animales disecados, búfalos, leones, Jaguares, panteras, impalas, cebras, colmillos de elefantes, cocodrilos, todo tipo de aves.
Mis lágrimas brotaron, un grito salio de mi garganta, ahahahahahahahaha, mi abuelo se dirigió a la corte que lo rodeaba “Mi nieto esta feliz por mi colección”.
En el cuarto que me asignaron después de despojarme de las ropas que me pusieron me senté en el piso totalmente desnudo sobre una piel de cebra.
Las lagrimas regresaron, las probé metiéndome el dedo mojado en la boca “Nunca antes había llorado”
Me volví hacer la misma pregunta ¿Por qué los blancos acaban con los animales? La respuesta era obvia “Usarlas de trofeo en sus casas”.
Después de varios días en la casa encontré la respuesta a la segunda pregunta “Para ser asesino de animales, hay que ser poderoso, rico y blanco”
Me di cuenta que yo soy uno de ellos.
Alfredocorrea56@yahoo.com
