EL CAMINO TORCIDO

PORTAL AL MUNDO DE LOS SUEÑOS

sábado, 12 de julio de 2008

Yo soy afro-descendiente con memoria colectiva.




Salí de la casa malhumorado, otra vez la rutina, son las 5 AM; Soy de raza negra y siempre he tenido que caminar viendo al piso, las vainas no me salen bien y con el salario de explotado que tengo no me alcanza para ningún sueño y mucho menos para obtener algunas de las cosas que desde la televisión nos ofrecen a mi familia y a mi humilde persona.
‘Estas malditas escaleras me están matando, son trescientos escalones mal hechos que me calo todos los días, de ida y de vuelta’.
¡Gregorio, Gregorio!, escuché mi nombre, al voltear vi a ese negro tinto ‘Hola, sin ganas saludé al brujo del barrio, que todos los días me decía que me consultara con él, porque mis antepasados querían hablar conmigo’.
Algo me hizo detenerme, una fuerza sobrenatural me paralizó y ….. ‘Gregorio, hoy es el día para que me consultes’---Tengo que ir al trabajo le contesté---‘Cuando regreses Gregorio, te espero a las 9 de la noche en casa de tu prima Maria, tú sabes que ella es mi banco’---Ni modo, nos vemos allá---No faltes, que tú vida después de esta noche va a ser diferente---Eso espero.
El rancho de mi prima era un cuadrado de cinco metros por cinco hay estaba la sala y cocina y una pequeña habitación con dos camas, en la parte de atrás había un patio lleno de frutales, matas de cambur y yucas, las gallinas y los gallos estaban realengos, había también una letrina hecha con madera de guacales, debajo de una mata de tamarindo estaban sentados el brujo y otros negros vestidos de blanco, el olor de las aguas servidas, los mangos podridos y el humo de los tabacos inundaban el ambiente.
‘Estamos listos para comenzar la reunión con la corte africana’ gruño el brujo.
Me senté en un cuñete de plástico volteado, en mi cabeza había pensamientos ambiguos sobre mí participación en esa huevonada de santería.
El brujo comenzó con una oración a la corte africana y a Yemaya ‘Mi reina divina, reina de las aguas, llena a tus humildes servidores con tú presencia, llénanos de tu luz y sabiduría, tráenos las buenas nuevas del reino de nuestros antepasados, trae de tú mano a los bisabuelos de Gregorio para que le cuenten a él la verdad’, El brujo hizo una pausa, aspiró su tabaco repetidas veces haciendo chasquidos con los dedos, sus pupilas dilatadas daban un aspecto infrahumano, volteó hacia arriba, el cuerpo le empezó a temblar y dirigiéndose agachado a los presentes como Cuasimodo, con otra voz, clamó ‘ Hijos míos, soy Bernabé, de la corte africana, de la corte celestial; Tomándose un trago de ron, lo escupió seguidamente sobre mi cara y pidiendo un gallo, empezó a hablar en una lengua desconocida.
¡Bienvenido Bernabé! clamó mi prima, ¡Bienvenido Bernabé! clamaron todos los presentes.
El ayudante se acercó con un gallo y un cuchillo y se lo dio a Bernabé, este lo tomó y lo degolló de inmediato, se acercó a mí, vertió la sangre sobre mi cabeza y sentándose a mi lado comenzó a tutearme ‘Mi querido Gregorio ¿Como estas? no te preocupes que para eso estoy aquí’.
A toda tú familia la cazaron unos guerreros de una tribu rival y nos llevaron amarrados con bejucos por el cuello y nos llevaron al oeste donde estaba el mar que ninguno de nosotros jamás había visto, había un mulato muy malo que le decían Cha-Cha, el nos compró a nuestros captores, dándole unos cochinos, unos barriles de licor de caña y dos fusiles.
Fuimos encerrados en una jaula y el Cha-Cha nos dijo que nos íbamos para el nuevo mundo, el carajo tenia mil cien mujeres que trabajaban para él y cuando llegaban los tripulantes de los barcos negreros el les daba licor, putas y juego, siempre los ruchaba, si les quedaban algunos duros, entonces nos vendían, nos metían en la bodegas de los barcos y nos llevaban a lugares inciertos; Ese mulato no era de aquí, el vino del otro lado del mar, de una tierra que es colonia de los portugueses y como el desgraciado era muy vivo, el rey le dio permiso para que montara ese nefasto negocio
Gregorio quiero que sepas que tú vienes de familia de reyes; Bernabé narraba sin hacer una pausa o tomar un airecito extra, continuo diciendo, tú bisabuelo era Shamán y su padre jefe tribal, eran muy ricos, tenían tierras y ganado, muchas mujeres, hablaban con los espíritus y dominaban todo el centro de lo que ahora llaman África y quiero que no sufras más, porque tú eres rey y los contratiempos de hoy pasaran y reinaras de nuevo en un nuevo orden y todos estaremos juntos otra vez y todo el mundo sabrá que nosotros los negros somos los primeros y somos la raza pura y tenemos corazón de amor y tienes que saber todas estas cosas para que le enseñes a tus hijos que se ciñan y levanten su cabeza y no crean lo que los blancos han dicho de nosotros de que somos inferiores y que olemos mal, Gregorio desde hoy tú tienes que ser un líder para que guíes a otros y triunfen en todo lo que se propongan; Bernabé se calló de repente, el silencio era helado y me atreví a hablar por primera ves preguntando ¿Qué pasó con ellos?.
A mi me montaron en un barco diferente al de tú bisabuelo, que era mi hermano de sangre; En el barco que yo iba pasó mucho tiempo y no sabíamos cuando era día o noche, algunas veces abrían la claraboya para sacar a los que morían hacinados o para tirarnos un poco de pan con moho y agua salobre.
Un día nos sacaron a todos a la cubierta y nos amarraron piedras, porque un barco ingles nos perseguía y tenían que tirar la evidencia al mar y la evidencia éramos nosotros, entonces nos tiraron al mar, al reino de nuestra madre Yemaya, entonces nos ahogamos y ella nos recibió en sus brazos y entramos a un túnel luminoso, desde ese día vivimos en el mundo de los muertos con la misión de enseñarles a ustedes que se quiten las cadenas de una ves por todas; Y tu bisabuelo se lo llevaron para una isla que se llama Cuba y hay lo vendieron otra ves y se lo llevaron para Venezuela donde había un general arrecho que se llamaba Bolívar y el lo libertó y lo metió en su ejercito y derrotaron a los Godos, pero volvieron otros blancos y lo volvieron a cazar y lo llevaron a unas fincas a trabajar encadenados otra vez y de hay vienes tú y tienes que cambiar todo eso, porque como percibas las cosas así serán.

Al día siguiente bajé por las escaleras silbando con una gran sonrisa que dibujaba mi rostro, una mulata que nunca se fijaba en mí me dio una sonrisita de regalada, mientras que su lengua se paseaba por sus labios.
‘Coño, si hubiera sabido que yo era descendiente de un gran reino no hubiera pasado tanta vaina’.

¡Por fin me quite las cadenas para siempre!’.

Alfredocorrea56@yahoo.com