El soldado Garza, asignado al primer batallón, 1ª división de marines del campo Pendelton, California se ofreció como blanco mientras su tropa buscaba al francotirador “Juba”, Era una mañana del 8 de Abril en las afueras del aeropuerto de Bagdad.
Juba había aprendido la lección, tenia que hacer un solo disparo, las cicatrices le recordaban que un segundo disparo le costaría la muerte.
Diez y seis francotiradores estaban ocultos en diferentes sitios, las últimas bajas a su batallón habían ocurrido en esa zona, igualmente soldados con larga vistas buscaban cualquier posible escondite.
El soldado que se ofreció para esta peligrosa misión estaba protegido con un blindaje corporal y casco. Pasaron dos horas y nada. El soldado se dirigió a uno de los vehículos para hablar con un oficial, al darse la vuelta para regresar al sitio asignado recibió un disparo en el mentón.
Todo el mundo oyó el sonido de la muerte, como siempre sucedía, no tuvieron la oportunidad de identificar el origen del disparo, ni cazar al cazador.
Todos ignoran su aspecto, nacionalidad y nombre pero todos conocen y temen su pericia.
Dos soldados Americanos conversaban apenados por la muerte de su compañero, el cabo le dijo a su sargento. Somos consecuencia directa de la manipulación política y de intereses económicos ¿Cuándo acabara esta pesadilla?.
Una caravana militar que protegía a unos civiles de la compañía Halliburton se detuvo por una gran explosión ocurrida momentos antes en la vanguardia del convoy, una bomba casera colocada a orilla del camino explotó destruyendo un vehiculo blindado y dos Humers, el saldo del atentado, un soldado muerto y siete heridos.
Un Coronel que se encontraba en la torreta de un tanque viendo lo que pasaba perdió la vida por un disparo que le perforo el cuello, justo en la nuez de Adán.
En la televisión Árabe se mostraban imágenes de por lo menos 20 soldados abatidos por Juba, el francotirador.
Una a una se podían ver: a un soldado fumando, un tiro un herido, otro grupo de soldados hablaba, una detonación una baja, un soldado con la cabeza afuera del blindaje de la ametralladora, un sonido seco, otro muerto y así seguían las imágenes de nuestros soldados abatidos por el temido “Juba”.
El oficial mandó a apagar la televisión, reclamándole a un teniente que esas imágenes debilitarían la moral de los soldados. El teniente con amargura le respondió a su oficial superior, no solo nos matan como conejos sino que filman nuestras bajas, con todo respeto prosiguió el teniente ¡no ha entendido que esta guerra no tiene sentido!, queremos regresar a casa.
El deber del soldado no es morir por su Patria, si no hacer que el enemigo muera por ella.
Alfredo Correa
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