EL CAMINO TORCIDO

PORTAL AL MUNDO DE LOS SUEÑOS

miércoles, 3 de enero de 2007

Los pasajeros de los aviones que impactaron las torres gemelas, protagonistas de “LOST”.

Me despedí de mi familia en el aeropuerto, les dije que llamaría al llegar.
Abordé el avión como lo he hecho cientos de veces, nada anormal se percibía en el aeropuerto.
Ya en mi asiento asignado tomé una revista “Fortune”. Después del protocolo de emergencias, los salvavidas, el cinturón y las mascaras de oxigeno, el avión despegó.
Pedí una Coca cola. El propósito de este viaje era un asunto de negocios, como eran todos mis viajes. Mi trabajo consistía en supervisar para la empresa “MC Donald” los nuevos negocios que estaban en proceso de establecerse en el área de franquicias de comida rápida o chatarra.

El cielo estaba totalmente despejado y desde la ventanilla podía observar unos cúmulos en formación en el firmamento.
Empecé a cabecear, los vuelos siempre me producían sueño, cuando oí la campanita y seguidamente a la aeromoza anunciar que aterrizaríamos en otro aeropuerto, por razones que nunca explicó, agregó que todo estaba bien y que nos abrocháramos nuestros cinturones y permaneciéramos en nuestros asientos asignados.
Sentí como la aeronave hacia un banqueo hacia la derecha y recortaba la potencia a los motores, al rato los flaps frenaron el avión y el tren de aterrizaje salio de la barriga del Boeing 757.

Desde la ventanilla observé como aterrizábamos sin ningún contratiempo.
El aparato carreteó hasta un lugar al lado de la pista, no observé ningún Terminal. El Boeing se detuvo. La voz de la aeromoza volvió a decir que nos mantuviéramos sentados y con el cinturón abrochado.
Como estaba sentado en los primeros puestos vi a la aeromoza abrir la puerta, afuera habían jeeps y camiones de la Guardia Nacional.

Entró un oficial acompañado de tres soldados, el oficial se dirigió a la puerta de la cabina y entró, los soldados permanecieron afuera hablando con los sobrecargos.
La señora que estaba a mi lado me pregunto ¿Qué pasa? no sé respondí.
La voz del capitán se oyó a través de las cornetas. Señores pasajeros por motivos de una falla en el sistema hidráulico vamos a desembarcar en este aeropuerto hasta que venga otro avión de nuestra línea, le pedimos disculpas por este atraso, igualmente serán llevados a un hangar porque este aeropuerto es militar y no tiene facilidades. Los comentarios y rumores no se hicieron esperar.

Todos bajamos de la aeronave por la escalera y caminamos 20 metros en un pasillo formado por personal militar armado, abordamos unos autobuses los cuales se dirigieron a un gigantesco hangar, al llegar al mismo y cuando estábamos todos los pasajeros completos, un oficial tomó la palabra:
Con una voz fría y cortante el Coronel dijo. Srs pasajeros los vamos a trasportar a su destino, les agradecemos que tomen asiento en las sillas que tienen su nombre y que se mantengan en orden.

No podía creer lo que estaba escuchando, como era posible que todas las sillas tuvieran nuestros nombres y además estaban organizadas en el mismo orden como en el avión, ¡algo raro sucedía!
Todo el mundo empezó a hacer preguntas, ninguno de los soldados hablaba. El Capitán del avión argumentaba con el oficial, el Coronel le gritó siéntese y cállese.. El miedo se apoderó de los pasajeros y el llanto no se hizo esperar. ¡Silencio! Aulló el Superior, manténganse en sus sillas en calma, estas instalaciones son del Ejército y aquí hay que mantener la disciplina y por favor esta prohibido hacer llamadas por celular o cualquier medio.
Un hombre calvo trataba de usar el teléfono, cuando el mismo le fue arrebatado por un sargento.

El personal militar abandonó el hangar al ver la señal que hizo un oficial con la mano, las puertas se cerraron.
EL pánico se apoderó de los pasajeros, nadie entendía nada, cuando desde una especie de generador empezó a salir un denso gas, en menos de 30 seg. todo el mundo yacía inconsciente.

El mismo avión que los había llevado hasta ese misterioso aeropuerto despegó y se dirigió rumbo a la ciudad de New York. En el avión no había nadie, era piloteado a control remoto.

Un periodista de un respetable canal de TV, recibió una llamada anónima. “Ponga una cámara de video en su ventana de donde se ven las torres gemelas, tiene ocho minutos para hacerlo. Lo más seguro es que se gane el premio Pulizer”.
El periodista llamó al jefe de redacción, le contó sobre la extraña llamada, este tomó el teléfono y llamó al camarógrafo e instalaron la cámara. Todo el personal de la oficina estaba colocado en las ventanas.
El día estaba despejado, las torres lucían hermosas cuando apareció un avión en dirección a ellas, el periodista ordenó ¡rueda! Se va a estrellar, no, ¡Dios mío! El Boeing se arrojó contra una de las torres gemelas introduciéndose en ella, causando una gran explosión. El jefe de redacción preguntó ¿la tienes?, si jefe la tengo, dijo con lagrimas en el rostro.

Abrí los ojos, el cuerpo me dolía, sentía una pesadez que me impedía levantarme, voltee a mi lado otras personas yacían en el suelo cerca de mi.
Al pararme me di cuenta que estaba en una isla, no sabia quien era, ni que había sucedido.
Al rato estábamos reunidos unas 50 personas, nadie se acordaba de nada.
Pasamos el resto del día tratando de descifrar este enigma y como íbamos a sobrevivir. No portábamos ningún documento de identidad. Lo único que todos sabíamos era que no pertenecíamos a este lugar.

Al día siguiente apareció un hombre que no era del grupo, nos acercamos y le preguntamos ¿quienes somos? ¿Qué hacíamos en esta isla?, ¿Cómo habíamos llegado?, ¿Quién era el?.

El hombre contestó, ustedes están en “LOST.”

Alfredo Correa