En semana Santa, fui invitado al rancho del presidente Bush, en Texas. Era una visita oficial con una agenda apretada de trabajo. Como asesor de asuntos de seguridad nacional traía en mi abultado maletín lo últimos acontecimientos, memos, trascripciones, movimientos de nuestros enemigos, en fin, todo lo relacionado con la seguridad de nuestro país.
Me hicieron pasar rápidamente a un salón, donde se encontraban todos los altos personeros de la administración y algunos representantes de grandes corporaciones.
Unos jugaban pool en una mesa victoriana, en la que se encontraba el director de la CIA y un familiar de la familia Bin Laden, un personaje que yo mismo monte en el avión al día siguiente después del atentado de las torres. Otros jugaban en la gran colección de maquinitas de Pim ball, las cuales el Sr. Presidente recurría a ellas cuando había problemas de seguridad nacional.
Otras personas ojeaban el “Código de Hammurabi” tesoro saqueado del museo de historia en Bagdad y varios niños jugaban al equilibrio con tabletas del alfabeto “Sumerio”, otro botín de la guerra de Irak.
El Presidente estaba sentado en un amplio sofá en compañía de Condolezza, Cheyne, Rumfeld, Wolfwich, todos veían la gigante pantalla plana de TV, regalada a Bush por el Emperador de Japón. La película que veían era sobre los tiempos Bíblicos, allá en Palestina.
Me invitaron a sentar, ¿Qué se te ofrece¿ pregunto Comdolezza sin quitarle la mirada a la película. Me pare y empecé a decirles que habíamos interceptado una conversación de Osama Bim Laden y un Miembro de su grupo en Baltimore. El director de la CIA desde la mesa de billar pregunto ¿El verdadero o el clon que nosotros usamos¿ “Bueno yo no se cual de los dos fue, pero lo que hablaban es serio, muy serio”. Tomate un trago y siéntate y ve esta película con nosotros, esto si es serio agrego Rumfeld riéndose.
En la escena que pasaban, Herodes ordenaba “Que se asesinaran a todos los niños menores de dos años y así evitar por si acaso, el nacimiento del niño Jesús.
Bush alegre, con una sonrisa cínica dijo “Este Herodes si que es un estadista, no cree cuentos, tiene temple de líder mundial, fíjense bien, continuo el presidente “Como herodes no espera que sucedan las cosas, las elimina antes de que sucedan”
“Hay tanto que aprender de el” suspiro Cheyne.
Al día siguiente le fue agregado a las políticas de defensa “La guerra preventiva”. Donde se autorizaba al ejército destruir cualquier país en la cual se sospeche o no de cualquier indicio de ser peligro para nuestros intereses o para la seguridad nacional.
Bush propuso un brindis con un vino tinto, regalo de los Nazis a su abuelo, socio de las empresas del III REICH antes y durante la segunda guerra mundial.
Gracias Herodes por inventar la “GUERRA PREVENTIVA”
Alfredo Correa
